No es lo que parece

La bandada de aves no tardó en perderse en el horizonte rasgando con su acompasado vuelo la quietud del cielo en aquella gélida mañana. Desde la colina el joven presenciaba a cierta distancia la llegada del cortejo. Un viejo carro tirado por un escuálido jamelgo eran los porteadores de la caja de madera. Una caja fabricada con listones de distinta procedencia y desigualmente terminada; una caja barata, una caja larga, una caja fría... una caja de muerto.

     Detrás del carro avanzaban con ritmo cansino un puñado de personas. Se distinguía a la cabeza a una joven que, de la mano de un niño, caminaban cabizbajos. El hombre de la colina supuso que se trataba de los familiares más cercanos del fallecido, ya que éstos eran seguidos por un pequeño grupo de sujetos que se mantenían a una distancia prudencial.

      Nadie lloraba.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        (Fragmento)

El relato cuya lectura le sugerimos, nos sitúa en un universo de intriga  que captura la atención del lector desde las primeras páginas. El autor nos sitúa en el corazón de la Edad Media, donde todos los excesos podían estar justificados sin tener que rendir cuentas de nada ni a nadie; desde los más excelsos a los más ínfimos y ruines. Es en este complejo mundo en que la inseguridad y la impotencia eran la mordaza del vasallaje a la tiranía, donde se desarrolla No es lo que parece —una historia que el autor entrelaza de manera ingeniosa con otra que acontece en los mismos predios, pero en la actualidad—. El relato permite adentrar al lector en un mundo regido por lo aparente y engañoso. La realidad —pura imagen evanescente— encierra una verdad que no debe ser revelada; el pueblo atenazado por la tiranía del alcalde De Trevi, que sólo es una cortina tras la que se oculta el real poder de El Redentor, oscuro Señor cuyas ínfimas pasiones quedan a resguardo tras la imagen mesiánica que éste nombre destila. Estos son algunos elementos que componen el fuselaje de la novela.

       Escrito con un estilo ágil y sencillo, el autor, en esta su opera prima, da muestras de gran ingenio y sagacidad, en armar una trama que seduce al lector, lo deriva por vericuetos diversos, para luego concluir, no sin una buena dosis de ironía que, como bien reza el título, no es lo que parece.