El flautista de Hamelin vivió y murió creyendo que en el mundo no había más que ratones, niños y un rey idiota que al final pagaba todos los desperfectos. ¿Porqué él iba a ser menos? A Martín, el protagonista de Nadie ama un hombre bueno, siempre le pagaron otros las facturas emocionales. Pero ahora se encuentra con que le han dejado sin dinero con el que cubrir un último envite. (…) Un mundo atrozmente sentimental en el que verdugos y víctimas unos de otros, buscan refugio en pisadas, camas y trajes de anteriores inquilinos. Aroma de substituto. No se ama lo sumiso, simplemente se lo quiere El flautista de Hamelin vivió y murió creyendo que en el mundo no había más que ratones, niños y un rey idiota que al final pagaba todos los desperfectos. ¿Porqué él iba a ser menos? A Martín, el protagonista de "Nadie ama un hombre bueno", siempre le pagaron otros las facturas emocionales. Pero ahora se encuentra con que le han dejado sin dinero con el que cubrir un último envite. Cuentos infantiles dejan paso a canciones pop en una suerte de estadio de inmadurez perpetua. La sensación sigue siendo la misma: la fiesta está en otra parte. Un mundo atrozmente sentimental en el que verdugos y víctimas unos de otros, buscan refugio en pisadas, camas y trajes de anteriores inquilinos. Aroma de substituto. No se ama lo sumiso, simplemente se lo quiere. Otra canción pop. Nadie aprende nunca. |
EDITORIAL QUADRIVIUM
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